KUNQUEÑITA
(Leyenda)
Habríase llegado a la cima de la vertiente más alta de la
tierra yunga, para sollozar destilando sobre la llanura del valle de Kunka Pallan. Puka Ñiña, la única mujer Curaca de la Panaka inca que fue el gran
recuerdo de la Población
de la tierra que los cobijó.
Fue en tiempos del Tahuantinsuyo que por estar enamorada
salió desde el Accllahuasi encomendada para acompañar a su novio un joven
guerrero inca de nombre Kunka Huallpa, novio
predilecto, quién para elevar el nombre
de su Jefe, la Majestad del Hurin Cusco. Tomó el mando para enfrentar al
enemigo del norte, los chimúes. Asi la Shipash habría caminado tantos pueblos, que al pasar por ellas presagiaba en su
corazón un fatal destino para todos aquellos que emprendían viaje de conquista.
Sin embargo, su nobleza de mujer de servicio, hizo que la gente que los recibió
por estos lares los consideraran como los salvadores que estarían esperando. Su
porte, su frescura de mujer al lado de un buen hombre, hizo que la población se
encariñara tanto, que todos se pusieron a sus órdenes.
A la par de la guerra y los enfrentamientos que realizaba su
novio, ella se encargó de organizar al pueblo para ayudar a los soldados,
proporcionándoles vestimenta, alimentación y escondites para cobijarse en horas de la
noche. Tantos, fueron los altercados que en días de zozobra, cundía el pánico
entre ellos, muchos quisieron desertar, pero ella, los alentaba a seguir en
estas riñas que pronto tendría que terminar. Puka Pampa, lugar de la última
contienda se vio tentada con el dolor de ambos bandos, corría la sangre, haciendo
que la pachamama se volviera tan roja; el grito del silencio de los caídos se
sentía en cada rincón del valle, el resonar de la victoria retornaba desde las
voces de los cerros, farallones que se convertían en yanakajka, la fiebre y el
dolor de cada guerrero, concebían que las plantas se volvieran tan vivas en su
verdor.
Habrían luchado tanto que al caer el crepúsculo, Kunka
Huallpa retornaba a la Panaka
muy contento por la victoria lograda. Puka Ñiña, su hermosa novia de piel
sonrosada, dócil, tan femenina en sus expresiones le daba el beso esperado.
A unos meses de la victoria, llegó del Cuzco una gran
noticia. El Inca les hacía saber su gozo por el éxito alcanzado. La decisión
era regresar a la tierra soñada para hacer una nueva vida como dos seres que se
juntaron para responder a la vida y nunca dejarse como el sol y la luna, que
siempre están juntos dando su luz a la heredad de los hombres.
Por esos tiempos de paz,
la población de la pendiente se volvió muy laboriosa, noble, sincera con ellos,
nunca se volvieron contra sus protectores. Fue así como tomaron la decisión de
quedarse.
La Comarca les construyó una gran Casa, una fortaleza como
para un bello hogar donde vivieran en armonía por su gran ayuda prestada.
Crecieron sus dones en la inmensidad del valle, Kunka
Huallpa y Puka Ñiña tuvieron muchos
hijos, nobles guerreros y labradores de la tierra que vivieron en comunidad,
hicieron del río un gran reservorio natural, cultivaron la tierra doblegando
las espinas y levantaron piedras sobre piedra para hacer grandes laderas para
sembrar. Vieron crecer muchas generaciones y pasar sus días uno a uno.
Sus hijos, al terminar sus días, acordaron hacerle una
catacumba natural para los dos. Ambos volvieron a la Pachamama como algún día
salieron de su tierra, Pues así, tendrían que regresar para estar juntos una
vez más en la otra vida. Juntos tomados
de la mano, donde todos podrían verlos siempre, al frente de su casa,
vigilantes cuidando a la nueva Panaka que lleva su nombre KUNKA (Cunca) en
decencia al guerrero inca y PUKA ÑIÑA, la Kunqueñita, en honor a la noble mujer
que bautizó con su nombre la ladera de la contienda llamado PUKA Pampa
(Pucapampa)...
AUTOR:
LUIS HUERTA LOMOTTE
CASMA - PERÚ
2012